AGILITY SÉNIOR: OBJETIVO(S)

 

AGILITY SÉNIOR: OBJETIVO(S)

A la memoria de los agilitistas que encontraron en la práctica continuada de este deporte el elixir de la eterna juventud.


César Losada Mera y su perra Nyx, Campeones del Mundo sénior de la FCI, 2024. Del Club La Princesa de Madrid, Club histórico y referente del Agility, que funddado en 1991, fue el primero en ser reconocido dentro de la modalidad de Agility, por la "Real Sociedad Canina de España".

 

En los tiempos que nos ocupan, final de primer cuarto del S.XXI, la modalidad deportiva de Agility sigue progresando, extendiéndose y contando con un mayor número de practicantes, organizaciones y competiciones en nuestro entorno peninsular y en el internacional, y así mismo mantiene un carácter de “nueva modalidad deportiva” que, a pesar de la evolución en las técnicas y en la exigencia física, es demandada en aspectos competitivos más recreativos y de vínculo con el compañero cuadrúpedo.

Si analizamos las exigencias de la disciplina para el participante humano en el aspecto físico e intelectual, nos encontramos con una serie de valores propios, que hacen de esta disciplina, una espléndida manera de incidir positivamente sobre problemas no saludables de esta sociedad actual, cada vez más sedentaria y  longeva, pues aúna el trabajo físico e intelectual con el coordinativo y el afectivo hacia nuestro compañero de ejecuciones.


Yvonne Visser de Ramiro, primera Delegada Nacional de Agility de la Real Federación Española de Caza y gestora de integrar al Agility en la estructura del Consejo Superior de Deportes como deporte Federado. Foto en el 3º Campeonato de España en Torrevieja, año 2016

 

Ya centrados en el contexto competitivo, surge la necesidad de agrupaciones por tramos de edad o condición física como una  aplicación igualitaria entre los practicantes, que en la edad avanzada y de forma más recreativa proporciona la opción de mantener el “juego competitivo” en toda su exigencia. Es aquí, al simplificar organizativamente las competiciones, cuando se generalizan dificultades en los recorridos sin reparar demasiado en las características de cada tramo de edad; así vemos los mismos recorridos para categoría júnior y para categoría sénior, siendo tan diferentes las posibles exigencias competitivas de cada grupo de edad mencionado.


El Club Deporcan, anteriormente denominado Club de Agility Boadilla y fundado en 1988, es el primer club de la modalidad en España y da comienzo a la trayectoria de los clubs de Agility. Sus presidentes Joaquín Rodríguez Almagro, Hilario Álvarez Orgaz, su hijo Javier Álvarez Plaza...además de otros Clubs y entusiasta, acogerán y difundirán de manera inmediata esta actividad. Foto de la representación de Deporcan en el  3º Campeonato de España en Torrevieja, año 2016.

Javier Álvarez uno de los históricos presidentes del club Deporcan de Madrid; en la foto con Neska, perro de Yvonne Visser.


Manuel Garrido Fuentes, con su mujer Esperanza Gil Solís, gestionan desde 1992 el tradicional Club Agilcan de Madrid. Campeón de España Sénior de la R.F.E.C. de 2024 en categoría 40 y referente  siempre del deporte agilitista.

 

Bajo este criterio se pueden plantear ciertas consideraciones a contemplar en el diseño de recorridos competitivos de la categoría sénior, rebajando exigencias o dificultades en algún aspecto físico por prevenciones sanitarias, pero manteniendo las dificultades propias del Agility, que sí afecten en el humano a capacidades y habilidades motrices de interés. Para el competidor sénior, sufridor del descenso de estas capacidades con el paso del tiempo, es muy aconsejable su ejercitación en cualquier forma deportiva, pues produce el efecto de retardar su disminución. El Agility, que también aporta estos beneficios a todo practicante, para los de avanzada edad se convierte en toda una terapia rehabilitadora que retrasa su disminución y con ello, en un excelente recurso lúdico-deportivo de mantenimiento.


José Antonio Gutiérrez González, del Club de Agility Rio Mula de Murcia. Gran animador de la disciplina, y ejemplo metódico en sus participaciones. Compite en tres campeonatos a la vez: FEAEC (bicampeón absoluto actual), RSCE (campeón sénior actual) y RFEC (3ºabsoluto 2017)


- La primera característica a considerar es la longitud de las mangas, pues la capacidad física de resistencia adquiere importante participación en ellas. Actualmente tienden a alargarse los recorridos ocasionando en los deportistas entrar de lleno en esfuerzos anaeróbicos lácticos, los cuales  conducen a excesivo número de pulsaciones cardiacas por minuto. A este respecto, si  aplicamos la fórmula numérica muy común en estos casos de  “220 menos edad del deportista”, para establecer una cifra de pulsaciones que no debería ser sobrepasada en la práctica deportiva, se nos plantearán diferencias notables en cuanto a objetivos y exigencias según las referidas categorías por edad; esta valoración carece de contemplar circunstancias particulares, pero por su fácil aplicación sí podría servir como primera referencia. Si con este cálculo establecemos comparaciones con otras categorías de edad, apreciamos que los júnior  no tienen tanta limitación en los aspectos preventivos de accidentes cardiovasculares, y nos conduce a la conclusión que un mismo trazado competitivo para jóvenes y sénior, está exigiendo mucho más esfuerzo anaeróbico láctico a aquellos que deberían reservarse de los mismos. Y mientras  la exigencia de estos esfuerzos a los  jóvenes en general es muy aconsejable, en la categoría sénior por prevención y capacidad de resistencia ya en descenso, se podría compensar en competición con dificultades de todo aquello que la experiencia vivida le ha proporcionado, así como incidir en aquel descenso en sus facultades que es reversible por la ejercitación deportiva. Si además consideramos que recientemente eran normales los recorridos sensiblemente más cortos, se presenta posible una adecuada limitación en metros y en obstáculos para la categoría sénior, pues no afecta a la esencia de la modalidad deportiva.


Francisco Javier Castrillejo Delgado, del club Agility Valladolid. Entusiasta que encontró en el Agility y en sus canes Onix, en la foto, y Trufa lo que varias disciplinas deportivas ya no le aportaban.

 

- Por otro lado, sí es razonable contemplar como exigencias adecuadas en este tramo de edad cierta rapidez en recorridos o en sus tramos, pues es característica definitiva para el orden clasificatorio si se incluye en una medida prudencial, u otras dificultades como la discriminación de obstáculos, la conducción a distancia, las frecuentes trampas de túneles y de la variedad de obstáculos, los recorridos sinuosos, y todo aquello que cada juez diseña con medida complejidad en las competiciones. Estas dificultades tan características del Agility, imponen la práctica y el desarrollo de una serie de capacidades físicas, de algunas capacidades coordinativas como el ritmo, la reacción, la percepción espaciotemporal,  y también ciertas funciones cognitivas como la memoria, la orientación y la comunicación que, con el paso del tiempo y su natural descenso terminan afectando a la autonomía de los humanos, cuando por otro lado, además de considerarse señas de identidad de nuestra disciplina, su ejercitación deportiva incide favorablemente en retrasar su disminución por avance de la edad.

 Todas estas capacidades podemos encontrarlas en otras modalidades deportivas, pero gracias al papel del compañero de binomio “el perro”, nuestra actividad motriz se enriquece con matices y característica de interés que son la esencia en el  Agility.


Paqui Vinuesa Cerezo, y su perro Sira, del Club El Norte, de Cantabria. Desde  siempre participante en  los encuentros de la Zona Norte, Meseta Norte y Campeonatos.

 

Así pues, por su presencia permanente en nuestras competiciones conviene destacar ahora algunas  características  “no físicas”, pues no se tratan frecuentemente, y que aparecen con incidencia en el diseño de las mangas: 

- la memoria, de tanta trascendencia en recordar recorridos, anticipaciones, correctas colocaciones e indicaciones; muy vinculada en competición a la reacción y al ritmo de la conducción, pues durante la misma se dará un intensa comunicación con nuestro duplo de mensajes encadenados, sobre un itinerario preestablecido pero a veces interferido con reconducciones imprevistas. Con la memoria debemos establecer el guión de los recorridos de manera reflexiva pero inmediata, consciente pero vertiginosa, haciendo que la improvisación aparezca lo menos posible, con ritmo; y en caso de que aparezca, tendremos que recurrir a la reacción sorpresiva para reconducir y continuar ahora con mayor riesgo.

- la orientación y percepción espaciotemporal tanto personal como de la ubicación de cada obstáculo y del compañero cánido en movimiento, aquí también a ritmo vertiginoso sin tiempo para la reflexión y en un desarrollo de dimensiones muy cotidianas y por tanto de utilidad en la transferencia a la vida real. Es  donde la percepción de diversas referencias entre obstáculos, el movimiento y la agilidad corporal se funden en una correcta coordinación.


Antonia Puente Fernández, Toñi, del Club de Agility Pataplán de Cuenca. Asidua de las competiciones de Agility con su esposo el fotógrafo Javier Martínez, JM.

 

- la lateralidad, vinculada a la orientación y percepción espacial, en permanente cambio y oposición con el compañero cánido, y a veces desequilibrada en el diseño de circuitos y dificultades. No hablamos aquí de la lateralidad de un lado dominante de tanta importancia en los aprendizajes de la lectoescritura, ni de la necesidad en esta disciplina de un aprendizaje complejo de técnicas motrices en la doble lateralidad, aunque en algunos casos se requiere; es aquí un dominio corporal global en un recorrido de lados cambiantes, donde la progresión del amigo cánido exige la  conducción adecuada, a veces refleja tanto en indicaciones verbales como en el lenguaje corporal, lo que supone complejidad.

- la expresión corporal y verbal como lenguaje de comunicación con nuestro “compañero de equipo”  exige adaptación al mismo, y exquisita precisión espacial y temporal para la progresión por la trayectoria prevista. La expresión corporal como canal comunicativo con nuestro par, viene determinada por su código comunicativo entre canes a través de  posiciones con sus distintas partes corporales: rabo, orejas, posición del tronco, boca…, que natural e instintivamente dominan. Y aquí, el sentido propioceptivo del guía, considerado frecuentemente como el “sexto sentido”, y que nos da referencia de la ubicación de cada segmento corporal en cada instante, se convierte en la herramienta de indicaciones direccionales, llegando a acentuar los gestos propios de la conducción. El canal verbal que también es utilizado por los canes, nos permite emitir significados o refuerzos, identificando tanto acciones a ejecutar, como objetos u obstáculos a afrontar.


Ana Pose, madrileña y asidua  en los orígenes del Agility, hoy abulense y corre-caminos “sin fronteras”. Entusiasta del Pastor del Pirineo.

 

- la movilidad articular, componente de la flexibilidad la cual forma parte de las cuatro capacidades físicas. Vinculada aquí a la expresión corporal, y basada ahora en la ejecución de angulaciones articulares muy comunes; estas, que no son amplias ni trabajosas de conseguir como en tantas disciplinas deportiva, requieren gran precisión rítmica y la máxima coordinación dinámica general, pues contienen el valor de un gesto que es cotidiano pero de vital importancia competitiva por su precisa carga comunicativa; por esta motricidad tan elemental, el Agility se presenta como una práctica abierta para su ejercitación, a un amplio abanico de personas de cualquier edad y capacidad física.

- Las capacidades coordinativas de la reacción y el ritmo. Particularmente pienso que para el guía, la reacción,  además de la memoria, es la capacidad más determinante en la actividad competitiva del Agility con perros rápidos. Concibo este concurso como una conducción plagada de indicaciones que sin una ejecución inmediata, suponen la eliminación. Todo lo demás: buena técnica de obstáculos, perfecta lectura de los recorridos con soluciones previsibles, fiabilidad de compañero…, todo imprescindible pero condicionado a no errar en la permanente oportunidad de cada orden, estando sumergidos de lleno en el estrés de la manga, lo cual nos puede llevar a la exclusión clasificatoria, y si no hemos optado por asegurar bajando el ritmo. Y esa es la cuestión: arriesgar con el margen de una buena reacción, o asegurar.


Olga Crespo Blanco, Pablo Casado Castro y Mahou, del Club Agility Valladolid. Abuela y nieto agilitistas de “alta dedicación”; Pablo es “el mejor amigo de los perros”, y el Agility es mucho más que un deporte, es una vida compartida plena de actividad y familiaridad.

 

La velocidad de reacción, muy considerada tradicionalmente en el campo de la capacidad física de la velocidad, es competencia del sistema nervioso y por tanto innata; es  lo que popularmente denominamos tener reflejos. Se trata de una contestación motriz refleja, vertiginosa, la oportunidad provoca la respuesta mecánicamente originada en las  necesidades propias de la competición de Agility, y en la conducción del compañero cánido, más rápido y voluntarioso que lo que pueda ejecutar nuestro mecanismo de respuestas.

Las indicaciones a ejecutar por nuestro perro empiezan originadas por la apreciación con el sentido de la vista, que en este caso,  es el casi exclusivamente usado. A esa apreciación le sigue el procesamiento en nuestro cerebro de lo captado, y este procesamiento es continuado por una acción motriz más o menos mecanizada propia de la conducción, indicada con expresiones corporales, verbales o ambas. Tanto la apreciación sensorial a través de la vista como su procesamiento, son aspectos neurológicos innatos y no mejorables, aunque sí se pueden contemplar condiciones ambientales y personales óptimas para un mejor rendimiento, y que a continuación comentamos. El procesamiento de lo captado es continuado por la respuesta motriz, y esta fase sí es mejorable con el entrenamiento pues es competencia del aparato locomotor; así pues, entrenar los gestos con repeticiones de las diversas situaciones, nos llevará a una interiorización de los mismos y a su rápida ejecución en variedad de situaciones. Para este momento motiz, un entrenamiento muscular que nos dote de buena capacidad fijadora y ejecutora, se presenta totalmente necesario.


Isa Salgado Mendía, del Club El Norte, de Cantabria. Cambió su “actividad laboral” al jubilarse por la “actividad deportiva” del Agility. En la foto con Rita; otros perros suyos actualmente son Luí, nombre con significado alusivo y Txipirón.

 

Las condiciones ambientales y personales que determinan una mejor reacción o respuesta indicativa son: un estado de alerta continuado previo a cada indicación, que la  señal a responder sea cuanto más clara mejor influyendo aquí el conocimiento del posible comportamiento de nuestro can, y si esa respuesta la tenemos prevista con anterioridad y bien mecanizada. También influyen de manera importante si no estamos cansados o soñolientos, ni en el momento de una digestión pesada, o con el efecto adormecedor del alcohol, o simplemente  aplanados por el sol, aspectos que también afectan  a la fase de la respuesta motriz.

Por otra parte, un calentamiento físico adecuado y algún elemento estimulante como el café o el té en justa medida, favorecen esa puesta a punto de nuestro organismo, para la cadena de respuestas inmediatas que impone la competición.

Sobre el calentamiento físico, el cual incide también en la disposición psicológica que en nuestras circunstancias es fundamental, indicar que un velocista para correr 10 segundos, calienta 60 minutos; si aludimos al campo de la flexibilidad y movilidad articular, un vallista, para correr 14 segundos, calienta 90 minutos. No es  el caso de las necesidades del Agility, pero creo que en este deporte no se suele hacer calentamiento suficiente, el cual debería durar un mínimo 30 minutos, y contemplando la atención al perro, la del guía y la conjunta o “cohesión de equipo”.

 

Javier Martínez Álvarez, JM, del Club Pataplan de Cuenca. Gran fotógrafo premiado fuera del Agility, realizaba en cada competición que asistía centenares de espléndidas fotos, que de manera desinteresada, ponía a disposición de los participantes. Con su aportación todo se perpetuaba y elevaba de categoría para el recuerdo, para el análisis, para la estética del movimiento… Y lo mejor de todo: La Persona. ¡Siempre agradecido!


- Estas capacidades  se presentan en actuación globalizada, son aspectos interdependientes de los que resulta una coordinación unificadora de soluciones motrices muy comunes y sin alardes técnicos o mecánicos, pero de gran precisión gestual, temporal, espacial, que dan carácter propio a nuestra disciplina, y enfocan así transferencias a actividades cotidianas muy prácticas y además, al alcance de los agilitistas de cualquier edad y condición, “y con gran efecto saludable en los mayores”. A todo esto, hay que añadir la fase previa de reconocimiento de pista, donde la atención, el análisis y la reflexión ante retos tan variantes, marcarán un proyecto motriz específicamente diseñado y diferente para cada ocasión; y como pretendemos aquí, los mayores no debemos quedar relegados por cierta incapacidad propia de la edad, ni por efectos de comunes y necesarios tratamientos farmacológicos. 

Y fuera de la competición, los paseos cotidianos de atención al “compañero”, nos sumergen también en esa disciplina necesaria de largas caminatas beneficiosas.

En definitiva, se nos presentan como muy favorable la aproximación en la categoría sénior de los objetivos competitivo y recreativo, que por su aportación, deben permitir una visión del Agility abierta a diferentes sectores de población, donde se incida en la máxima deportiva de lo saludable, y se mantiene fiel al juego competitivo.


UNA ANÉCDOTA CON APLICACIÓN. A finales de los años 70 del pasado siglo, me indicaba  sentencioso en las pistas de atletismo de Salamanca el velocista y paisano José Luís Sánchez Paraíso, tres veces olímpico y decenas de veces Campeón de España lo siguiente: “el mejor entrenamiento es la competición” lo cual era una máxima de su modalidad y por ello en los meses de periodo competitivo, realizaban dos competiciones cada semana.

Este argumento viene a introducirnos en los “elementos comunes” entre agilitistas y velocistas: la velocidad a reaccionar, la aceleración a continuar y la intensidad a mantener; en atletismo de una forma continuada, en Agility en distintos segmentos. El “elemento diferenciador” en este caso es el perro, que no es una motocicleta…por suerte.

Personalmente lo razono así: “la competición se entrena compitiendo”, ya que el estrés competitivo no es reproducible en los entrenamientos, ni para nosotros, ni para el perro.


   Anabel Arribas, directora del Grupo de Agility CIA de Madrid, agilitista desde los orígenes en España, ha desempeñado funciones de competidora, jueza del Campeonato Mundial de Agility WAO 2013, Team manager y seleccionadora  nacional para el Mundial de agility WAO, y a la que sobre todo me une el  potente vínculo de la “familia canina”: Dueña de Cap, padre de Jara  mi primera “coach” que me sumergió en el Agility,  y de su hermano de camada Sky a la que acompaña en la foto.(analiza el mensaje corporal de Jara hacia su hermano)


                                                                   Eugenio Cid Cebrián.


GLOSARIO

- Capacidades físicas: son las capacidades que determinan el rendimiento físico. Son cuatro, la fuerza, la resistencia, la velocidad y la flexibilidad, esta última compuesta por la elasticidad muscular y la movilidad articular.

- Capacidades coordinativas: Son las capacidades motrices que controlan y gestionan el movimiento dando respuestas según las diferentes situaciones de la acción deportiva. Se utiliza su análisis en la explicación de los aprendizajes deportivos. De entre ellas, generalmente siete, menciono las que para mí están más presentes en el Agility.

-Coordinación dinámica general: capacidad de mover diferentes partes de cuerpo de forma eficiente y coordinada.

-Agilidad: capacidad de moverse con rapidez y facilidad, o la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios.

-El sentido más usado en Agility para dar respuestas motrices o reaccionar es la vista, sin embargo, no es el que provoca la más inmediata respuesta, que es el oído, pues el cerebro es capaz de procesar a través del mismo la información más rápidamente que la visual.

-Esfuerzos anaeróbicos lácticos: son esfuerzos de alta intensidad y corta duración, entre 8 o 10 segundos hasta 1 o 2 minutos. La alta intensidad supone gastar el oxígeno acumulado en nuestro cuerpo, sin posibilidad de reponer por la respiración y circulación que son mucho más lentas que esa capacidad de gastar oxígeno. La deuda de oxígeno que se va estableciendo en nuestro organismo con el esfuerzo intenso, genera ácido láctico que, al subir en su proporción en la sangre, llega a impedir el movimiento por fatiga muscular.

-Esfuerzos aeróbicos: Muy popularizados son los esfuerzos aeróbicos,  de menor intensidad y con ello, permiten la oxigenación adecuada y por lo tanto mantener el ejercicio con mayor duración.

-Velocidad de reacción: tener reflejos, responder de inmediato a un estímulo. La reacción, la aceleración y la intensidad son conceptos muy utilizados en la Teoría del Entrenamiento  

-Aceleración: capacidad subir la intensidad de una respuesta rápidamente.

-Intensidad: nivel de exigencia de una respuesta física. Se mide en porcentaje. Un esfuerzo aeróbico mantenido es de un 60% de intensidad más o menos, y la alta intensidad es por encima del 90% sobre la posibilidad máxima de la respuesta. Las pulsaciones/minuto inmediatamente terminado el esfuerzo, también pueden utilizarse como escala para medir la intensidad en esfuerzos anaeróbicos lácticos en forma personalizada.

AGRADECIMIENTOS:

-A todos los agilitistas fotografiados, que nos han prestado su imagen con la mejor disposición. También indico que si alguno solicita su retirada, será efectuada de inmediato.

-A Javi Martínez, JM, por su atención permanente a proporcionar excelentes fotos sin las cuales, este trabajo carecería de interés.

- A todos los informadores que me han facilitado contactos y datos, precisando nombres completos y clubs, los cuales nos han servido para la narración.

 -DISCULPAS

-En la elaboración de este trabajo, se me han abierto caminos de posible profundización teórica, relativos a la comunicación con nuestro can,  a la mecanización de gestos técnicos…y quizás alguno más. En este momento no he podido-sabido hacerlo y excedía mis pretensiones, entre otras posibles “capacidades” que los “sénior” vamos echando cada vez más en falta.

-El primer objetivo que me plantee  tratar en este escrito, era reivindicar el Agility como actividad de interés en el mantenimiento físico de las personas sénior y eso me condujo a citar a personas que lo ilustraran. He seguido el criterio de mencionar a aquellos que han permanecido unidos a la actividad hasta la categoría sénior, pero seguro que no refiero a otros muchos. Solo he deseado poner ejemplos, que ni mucho menos cubren los casos  de obligada mención.

Disculpas pues por esas omisiones, en la esperanza de haber aportado a pesar de todo.

 

                                                                         E.C.C.

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